jueves, 26 de noviembre de 2009

EL LUGAR DEL OLVIDO

Nací en un pueblo de 100 habitantes, me crié en un pueblo de 2500 habitantes, me independicé en una ciudad de 200.000 habitantes,saqué la carrera en una ciudad de 700.000 habitantes y encontré el que por ahora es el trabajo definitivo en una ciudad de 5.000.0000 de habitantes...y cada paso que daba en una poblacion mas grande la soledad se incrementaba.


Cuanta mas gente hay a tu alrededor mas complicado es encontrar un sentimiento interno que quiera interactuar con el entorno, es como si la retina del ojo se acostumbrara a ver gente pasar sin poder retener las caracteristicas o peculiaridades de cada personaje. Y existe un lugar donde todas estas sensaciones de pasotismo se hacen mas patentes "el Metro" lugar donde todos llegamos a horas tempranas con la legaña colgando y que se puede comparar con una pequeña calle de un pueblecito porque normalmente te encuentras siempre a la misma gente pero sin la responsabilidad de que si te sucede algo puedan ayudarte, ya que aunque suelen vivir en lugares cercanos al tuyo no se sienten vecinos.

Con las prisas psicologicas que tenemos al ver a los de nuestro alrededor acelerados, compitiendo por subir las escaleras mecanicas más rapido, sin reflexionar que el nombre de mecanicas se les dió porque funcionan solas y salvo que quieras hacer ejercicio vas a llegar a la cumbre con un segundo de diferencia que si estuvieras parado. ¡CUIDADO! estas prisas te peuden llevar a algun contratiempo.
Si tienes las mala suerte de torcerte un tobillo o te da un ataque al corazon nadie, pero nadie nadie se va a parar para echarte una mano. Para muchos el primer pensamiento cuando alguien ve a otra persona en el metro tumbada en el suelo es que "pedo" lleva y continua su viaje.Salvo que un guardia jurado te mueva para ver si respiras la unica posibilidad de sobrevivir al suburbano es que una persona de esas con el acordeon o la flauta que nos amenizan los viajes con sus canciones melo-dramaticas se apiade de ti ya que suelen ser personas que no se dejan el corazon en los tornos de entrada.


Estas madrigueras bajo el suelo que nos ahorran miles de minutos al año son mas que lugares de transito, son pequeños pueblos y cada estación se podria considerar un bar donde nos encontramos cada dia a la misma hora con la misma gente, aunque como no tenemos el suave nectar de cebada que los monjes nos dejaron como herencia la lengua no se nos suelta para decir "Buenos Dias" y nos conformamos con una sutil mirada a los ojos de aquella chica que nos atrae. Al ser un lugar intimo la mirada se contesta en silencio y al llegar a tu destino, antes de salir agachas la cabeza al pasar junto a ella para mandarle un "hasta luego" que telepaticamente es recogido y contestado con una minima sonrisa o movimiento reflejo del labio y una mirada al techo del vagón.


Lo curioso de esto esque aqui todo son sensaciones, nos comunicamos con todo nuestro entorno sin una sola palabra y aunque parezca mentira me siento menos civilizado y usando mas instintos en lugares mas poblados que en lugares pequeños. Me siento mucho mas animal en la gran ciudad que en mi pequeño pueblo.

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